multi-largo // placa verde
Léase como trail runner, o como cualquier cosa menos un escalador. Va a tener más sentido toda la historia.
Confesión: por mucho que he estado tratando de volverme más eficiente en esto de ‘escalar’, sigo estando a años luz de poder hacer algo serio y realmente entretenido si no es con el partner adecuado. De cierta manera, esta experiencia poco y nada tuvo que ver con mi capacidad y nivel actual en el mundo vertical, si no más bien con mi capacidad de hincharle las pelotas a la persona adecuada para que me dejara ‘escalar’ con él. Después de ver por años en películas y youtube a los escaladores colgarse de murallas imposibles, por fin la semana pasada tuve la oportunidad de intentar, lo que ahora entiendo, es una verdadera forma de “arte vertical”: un multi-largo.
Escalar en roca ya tiene suficientes complicaciones para el común de los mortales, que hacemos tarde-mal-y-nunca esta hermosa disciplina, que el solo hecho de plantearse subir una ‘mini bigwall’ era absurdo en mi cabeza. Si todos dicen que pasar del gimnasio a la roca no tiene nada que ver; pasar de una ruta deportiva, a un multi-largo, es también otro paso gigante hacia delante (o hacia arriba).
Como suele pasarme a veces en mi vida, las cosas que alguna vez parecían absurdas de realizar en mi cabeza, en algún momento, después de dedicar varias horas a consciencia, empiezan a parecer no-tan-absurdas de realizar.
Resulta que en general en Chile no hay muchos ‘multi-largos’ equipados en deportiva (lo que básicamente significa ‘llegar’ y anclarse a las chapas ya puestas en la pared). Corrección: no hay casi ninguna. Así que por esta razón obvia, solo nos quedaba intentar la famosa “Placa Verde” en el Cajón.
Los facts de la ruta “Los Miserables”: 10 largos de escalada fácil (casi todos “5.9” exceptuando por el crux que viene en el último largo y es un “10.d”), equipados en deportiva y con condiciones bastante decentes, lo que en general la hacen un clásico para los que quieren aprender a colgarse de paredes por todo un día cerca de Santiago.
Literalmente todo era un misterio para mi a penas ‘despegáramos’ del suelo.
Como mierda vamos a hacer para subir los tres? (éramos una cordada de 3). Quien mierda me asegura a mi? El de arriba? El de abajo? Qué se supone que se hace cuando se termina un largo? Cómo nos bajamos de ese enorme pedazo de roca?
En fin. Preguntas tenía de sobra. Afortunadamente, lo otro que tenía de sobra ese día, eran ganas y cómo he aprendido los últimos años de mi vida, ganas es lo que más se necesita cuando uno esta por hacer algo que se escapa totalmente de sus habilidades físicas y capacidad de entendimiento.
“El abridor” es el que parte escalando y va ‘clipeando’ las “cintas express” en las chapas qué se encuentran ya en la pared. De esta manera, el abridor se asegura de que en caso de caerse (que no es la gracia para él), estas chapas lo van a sujetar gracias al sistema que sea que este usando el asegurador, que es quien lo va mirando -atentamente- desde el piso, en situaciones normales. Demás esta decir que el Abridor es el personaje clave en esta situación. Sin un Abridor, no hay ruta, no hay escalada, no hay nada.
El Abridor, ‘abre’ el primer largo, que valga la redundancia, era ridículamente largo y el 2do (en esta historia; yo.) lo sigue mientras es asegurado desde arriba, con el 3ro de esta historia mirando desde la base de la pared. Una de las cosas más complejas de este proceso y lo cual -a mi juicio- lo diferencia mucho de la escalada normal donde eres ‘asegurado’ desde el suelo, es la incertidumbre de empezar a escalar sin poder ver a tu asegurador. Y si bien ir de 2do es harto más fácil que ir de 1ro, (por que solo debes ir ‘des-clipeando’ la cuerda de las cintas express) escalar sin poder ver, ni comunicarte con tu asegurador es cuando menos, una sensación freak.
Las primeras chapas se me pasaron rápido, pero llegué al punto crítico (a.k.a ‘crux’) del 1er largo y mi intuición me dice que tengo que seguir por una grieta, en vez de seguir la trayectoria de la cuerda y las chapas que se iban abriendo hacia el otro lado. Al parecer mi intuición no servía acá. No llevaba ni 15 minutos escalando cuando llegue a un punto crítico. “Qué mierda hago?”
No estaba en la mejor posición (físicamente hablando) para ponerme a sobre-analizar la ruta, así que cuando me doy cuenta de que la había cagado con la ruta, ya estoy raja y no me queda otra que intentar colgarme para lograr un “pendulo” que me devuelva a la ruta original. Not funny. Really. Una vez pasado este impasse, la ruta toma pendiente positiva y por fin, logro disfrutar un poco lo que estoy haciendo después de 20 minutos más que tensos. Continuo trepando y por fin veo a mi asegurador (arriba) descansando en una terraza. Asumo que es el final del 1er largo y por fin puedo relajarme un poco.
“No hay ninguna posibilidad real de que llegue arriba de esto”. Eso era lo único que pensaba en los metros finales del 1er largo.
Mi partner (de 3ro) terminando el 1er largo.
En lo que parecer una eternidad, el 3ro termina la ruta y tenemos nuestra primera -breve- clase de cómo se hace una “reunión”, cómo nos tenemos que ‘asegurar’ con nuestras ‘lineas de vida’ cada vez que lleguemos a este punto y qué chucha pasa a continuación; cuándo nuestro abridor empieza a escalar colgado desde la pared.
El abridor termina el 2do largo -mucho más rápido que el primero- y empieza a dar tirones en mi cuerda, lo cual es la señal para que empiece el 2do escalador a hacer lo suyo. Manos a la obra.
Afortunadamente, mire mejor la ruta desde abajo (estaba más cerca probablemente) lo que me permitió leer mejor la ruta y así no tener que volverme a soltar de la pared de nuevo. Paso a paso me empiezo a sentir un poco mejor y casi puedo decir que entro en un estado donde no me doy cuenta lo que estoy haciendo. Saco el 2do largo sin caerme. La gloria.
Por unos segundos me sentí semi-orgulloso de lo que había hecho, pero después me acorde que era un 5.9 y que solo era el 2do largo de la ruta. Instantáneamente se me paso la sensación.
Final del 2do largo y miro al “Pelao”(más conocido como “El Abridor” en este relato). Lo veo parado en un minúsculo pedazo de roca y no tengo muy claro que va a pasar a continuación.
-“Y donde mierda me paro yo?” Le dije -“Mejor te quedas ahí”
W-T-F :
Esta era mi pequeña terraza al final del 2do largo.
‘Linea de vida’ a la “reunión” y no tengo idea de cómo lo voy a hacer para tratar de olvidarme donde estoy parado.
Fue una de las “hora y media” más incomodas que he tenido el último tiempo. Si bien estaba completamente asegurado, no fui capaz nunca de relajarme por completo en esa posición, lo cual no es lo mejor considerando que estos son los momentos que uno tiene para ‘descansar’ en esta faena.
Completamente superado la situación, empiezo el 3er largo (que resulta que es el más largo de toda la ruta, con 55 metros de ‘escalada fácil’ según el topo) y de nuevo entro en ese estado en que olvido lo que estoy haciendo. Vuelvo a leer bien la ruta y esos 22 minutos que estuve tratando de encadenar pasan volando en mi cabeza. Por lejos mi mejor momento como pseudo escalador hasta la fecha.
Estos pequeños momentos de gloria es todo lo que queda en mi memoria al final del día. La sensación de sentir que domino un elemento, aunque sea por un par de segundos, es lo que finalmente siempre termina por dejarme eufórico al final de un día cómo este. Mi partner saca el 3er largo limpio también y ahí estábamos los 3 en una pequeña terraza (que parecía enorme en comparación con la terraza anterior) con nuestras sonrisas de oreja a oreja.
Obviamente, no tenemos ninguna posibilidad real de sacar la ruta completa, pero para ser el primer intento de dos de esta cordada, 140 metros de escalada no esta nada de mal para la primera vez…nada de mal de hecho.
A continuación; clase express de rapel y vamos bajando que ya se hace tarde y el viento acá arriba no perdona. La mala idea de subir con media botella de agua para los 3, tampoco ayudo a que nos pudiéramos quedar con la calma disfrutando el paisaje allá arriba. Image for post
**Misión rapel.*
Una hora y media después de haber empezado la faena de rapelear y ya estábamos en el suelo con una jornada épica en el bolsillo. Definitivamente mi día más memorables en lo que va del verano. Totalmente alucinado por lo que acabábamos de hacer y eso que ni siquiera alcanzamos a hacer la mitad de la pared (viendo el topo después nos dimos cuenta de que en verdad habíamos hecho 4 largos). Ahora, lo único que quiero es volver a subirme en ese enorme pedazo de roca otra vez…pero puta que me falta.